¿Si escuchó, perrito? Otra vez con ese cuento de que hay que trabajar, trabajar y trabajar. Y con media horita pa’ comer alguito, si es que tiene con qué comer. Pero sabe qué, mi pez, mire que eso de pensar que cada minuto de la vida tiene que ser «productivo» no es solo un asunto de campañas políticas. Es más bien como un asunto de eso que llaman «el sistema». Ya no es solo trabajar, perrito, es poner la vida en función del trabajo con la ilusión del dinero. Re paila, ¿no?
Y no es que el trabajo sea malo, mi perro. El problema son más bien las condiciones del trabajo. Es que uno no trabaja en lo que le gusta, en lo que quiere hacer para sentir que aporta algo a esta sociedad agobiada y doliente. Como dice el viejo Charles, lo que nos ofrecen es un “trabajo alienado”, un trabajo para la realización de los otros, de los dueños del capital. Y ahí se nos va el tiempo, o sea la vida mi perro. Re paila, ¿no?
Yo, mi perrito, sí prefiero tener tiempo pa’ caminar por ahí, pa’ ir al cine con la perrita, pa’ descansar. Y bacano tener tiempo para pensar y para sentir. Es que si uno solo trabaja no se encuentra con los amigos, ni tiene tiempo pa’ la family mi perro. Y si uno no se encuentra con la gente porque no tiene tiempo por estar solo trabajando, pues no puede construir proyectos colectivos mi pez. Y ahí se queda uno pensando solo en uno, y nos volvemos individualistas, y el vecino y el amigo se convierten en competencia. Y eso de andar compitiendo es re paila, ¿no?
Y pille que un día le escuché al viejo Charles decir que uno puede perder hasta la libertad por un salario, y entonces uno se convierte en «esclavo asalariado». Y es que como dice el viejito Mojica, ese que fue presidente del Urguay: uno no compra las cosas con plata, las compra con el tiempo de vida que dedica a conseguir la plata para pagar las cosas. Y pagar cosas con vida no aguanta. Re paila, ¿no? A mí sí me parece que es mejor tener menos cosas para tener más vida. Eso que llaman vivir sabroso perrito, perrita, perrite. ¿O no?
TRABAJAR HASTA MORIR